Ingredientes:

1 cucharada de bicarbonato de sodio
1 cucharada de agua

Gotas de un aceite natural. En este caso, te aconsejamos que elijas alguno de los aceites que mostramos en el artículo Los mejores aceites para la piel, según cual sean las necesidades de esta última.

Preparación:

Lava la cara con un gel facial adecuado a tu tipo de piel y aclara con abundante agua tibia o fría. Evita el agua caliente, ya que reseca la dermis en exceso.

Coge una cantidad generosa de la mascarilla de bicarbonato obtenida con los dedos y empieza a aplicarla por la barbilla, con movimientos circulares, y ve ascendiendo por las mejillas y la nariz hasta llegar a la frente. Evita aplicarlo en el contorno de ojos.

Da masajes circulares para que el bicarbonato penetre bien en el rostro. Estos deben ser suaves, ya que únicamente tienes que eliminar la capa de piel muerta, sin dañar la nueva que hay debajo.

Tras 2 o 3 minutos realizando los masajes circulares, enjuaga el rostro con abundante agua tibia o fría hasta que hayas eliminado todos los restos de la mascarilla. Para conseguir que los poros se cierren, aplica un tónico facial por todo el rostro de manera uniforme.

Y, para finalizar, únicamente tendrás que extenderte tu crema hidratante habitual, así la
piel se recuperará favorablemente de la limpieza y quedará protegida para hacer frente a las agresiones externas.

Beneficios de limpiarse la cara con bicarbonato

Destaca, especialmente, por su acción exfoliante, pues su grano y composición es perfecta para quitar todas las células muertas de la piel del rostro, que si no se eliminar acaban opacando su belleza. El resultado es una piel libre de impurezas, más limpia y suave al tacto.

Es alcalino, por lo que es un excelente producto para eliminar el exceso de grasa de la piel, regular la producción de las glándulas sebáceas y dejar el rostro sin rastro de suciedad. Por todo ello, es muy recomendado para el cuidado de las pieles grasas y mixtas.

Quienes sufren de acné también pueden beneficiarse del uso del bicarbonato, pues ayuda a secar los granitos, a mantener la piel limpia, a prevenir posibles infecciones y a evitar la formación de nuevas impurezas.

Favorece la desobstrucción de los poros, siendo así un estupendo remedio casero para los puntos negros y las espinillas.

Además, tiene un efecto blanqueador natural y, por ello, se puede utilizar para unificar el tono de la piel o conseguir aclarar aquellas zonas que con el paso del tiempo han adquirido un tono oscurecido poco favorecedor.