Venezuela es el primer país latino en crear centro para uso pacífico de la energía

Caracas, 02 de Septiembre del 2025.- Desde los años 50 del siglo pasado, Humberto Fernández-Morán (1924-1999), un visionario científico y tecnólogo atómico venezolano, impulsó la creación del primer centro para el uso pacífico de la energía nuclear de América Latina, que existe en la actualidad bajo otro nombre.

El genio nacido en el estado Zulia, en el occidente del país, estableció en 1954 en la zona de Altos de Pipe, una montaña en San Antonio de Los Altos (Miranda), «un centro de avanzada mundial dedicado a usos pacíficos de la energía nuclear, con capacidad para estudiar en profundidad el cerebro y curar afecciones y tumores cerebrales con haces de neutrones», afirma la doctora en Dispositivos Electrónicos, Gloria Carvalho, en su libro ‘Descubrir lo invisible. Humberto Fernández-Morán, el tecnólogo atómico’.

Carvalho define al Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales (IVNIC), fundado por Hernández-Morán en 1955, como una iniciativa «futurista» donde se creó el reactor nuclear para generar los neutrones, «el más grande de Latinoamérica». Desde 1959, esa institución lleva el nombre de Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). 

«Nuestro doctor se codeó e intercambió con los grandes físicos de la historia y, en particular, con la grande de la física nuclear, la ‘Marie Curie alemana’ como le llamaría Einstein a Lise Meitner», dice el escrito.

El discurso de Hernández-Morán, el llamado padre del uso pacífico de la energía atómica, se produjo cuando el mundo aún padecía los estragos que dejaron Segunda Guerra Mundial (1939-1945), así como las bombas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki (1945) y las pruebas nucleares de la Guerra Fría (1950 en adelante). Además, era reciente el fallecimiento de dos titanes de la investigación científica en ese ámbito: Enrico Fermi (1954) y Albert Einstein (1955).

Carvalho, fundadora del programa ‘Cayapa Heroica’, asevera que en ese escenario, «la estrategia de contención o control de daños de EE. UU. fue lo que llamaron la ‘Operación Sinceridad’, que posicionaba discursos pacifistas y trataba de captar y financiar científicos jóvenes, nuevos rostros que pudieran ampliar los usos pacíficos de la energía nuclear para lavar su imagen».

En este marco de postguerra, el 12 de junio de 1955, Fernández-Morán logró firmar y materializar con el presidente de EE. UU. para ese momento, Dwight Eisenhower, «el financiamiento del que debía ser el primer reactor nuclear de América Latina y el Caribe», destaca la investigadora. Aunque actualmente está inoperativo, en sus instalaciones hay una planta industrial de esterilización por rayos Gamma (Pegamma)./VTV/@gobguárico.